Hasta cuándo mujer come mujer?



Increíblemente un estudio reciente presentado en el Royal Economic Society's 2011 revela que las mujeres atractivas que incluyen su foto en la hoja de vida tienen menos oportunidades de conseguir empleo. La razón la deducen los expertos investigadores: el 96 por ciento de las personas del área de recursos humanos de las compañías son mujeres jóvenes que no quieren ofrecer espacios a otras congéneres que puedan significar competencia.
Esta es una muestra real que las mujeres nos instalamos la necesidad de competir con la otra. “Nos domesticaron en la desconfianza hacia la otra” y adicionalmente nos creímos el cuento chino que el hombre es nuestro principal objetivo, es la presa; y quizá dando validez automática a que debemos competir por él nos comportamos como piezas de zoológico. Si vamos siempre por la presa, como animales salvajes, nuestro interno leerá que la otra será por siempre competencia.
Sin dimensionar cuánto hemos afectado ese cordón de luz que desde todos los tiempos nos une como Diosas, permitimos que el medio desarticulara nuestro poder otorgando más valía al otro, convirtiéndonos en contrincantes; reverenciando lo externo y restándole fuerza a lo fundamental: a nuestra energía suprema y creadora cuando somos una con el corazón de las otras.
Y por qué será que no vemos en los medios a los padres de la Plaza de Mayo o Círculo de Hombres para la Sanación de la Tierra? Porque cuando las mujeres nos unimos desde el corazón enaltecemos todo el poder de creación femenino y nos convertimos en transformadoras sublimes de realidades.
A través de los tiempos las religiones han ido restando poder a las Diosas de las diferentes culturas, sin embargo no podemos seguir aplazando, de forma particular, el rescatar esa fuerza intangible e inquebrantable de nuestra divinidad siendo más solidarias entre nosotras y, de manera masiva, el conformar círculos femeninos donde nuestros corazones creadores retoquen mágicamente el mundo. Es tiempo ya de apropiarnos de la fuerza amorosa que cambió sistemas de vida desde la antigüedad, tanto que se nos adjudica como inventoras de la agricultura, entre otras. No se trata de dar más que el hombre o de ser más mágicas que ellos, no. Se trata de reverenciar nuestra feminidad y hacer una reflexión concienzuda de cómo es nuestra visual sincera hacia las otras féminas, desmitificando todas esas creencias limitantes consentidas previamente. Se trata de dar paso a la mujer nueva, tierna y solidaria con sus congéneres, pues como bien lo dice Chamalú “Las mujeres están regresando convertidas en preciosos seres que derrochan belleza y musicalidad e invitan a los hombres a instalarse y vivir en la dimensión poética de la vida. Pues, la mujer sabia no precisa hablar, su presencia es suficiente, su mirada, su silencio, todo es enseñanza, su amor se instala llenando el espacio de luz que habita... ¿Y si hoy te propusieras cambiar, transformar a la mujer común en una caminante-guerrera, transitando un sueño, encarnando una utopía, vivificando que el paraíso es un estado de conciencia? ¿Y si te atrevieras a ser tú misma, silvestre, salvaje, libre, natural, inocente, niña y abuela ? !cuánta luz volvería iluminar tu rostro! !cuánto amor emitirían tus ojos! !cuánta energía llenaría tus manos! El despertar de la mujer adquiere connotación de rebelión, supremo acto de valor que convertirá la oruga en mariposa”